jueves, abril 14, 2011

La Libertad

La libertad es un concepto totalmente relativo. Es decir, no es más que un sentimiento y aún más: altamente transitorio.

El hecho es que este año no doy más clases en las universidades, luego de 11 años de enseñanza, y lo casi seguro — toc, toc, toc— es que no lo haga nunca más. Esa es mi libertad temporal.

Las razones son muy variadas, pero lo resumiré de este modo: las universidades en Chile, abocadas casi exclusivamente a rentabilizar su negocio, no son instrumentos óptimos para la enseñanza. Los alumnos no solo aprenden poco y mal, sino además se les inculca una mentalidad nefasta: plagiadores, acríticos, infantiles e indolentes. El profesor es mal pagado y se le obliga a comportarse como niñera de los estudiantes. Una relación absurda, que conduce a los resultados mencionados. Apenas el 10% de los ingresos se destina a pagar los salarios de los profesores, el 90% restante va a "otros items", entre otros un ejercito de funcionarios que se multiplican como conejos. (Hay universidades que tienen más funcionarios que profesores).

Quizás en eso justamente consista el "modelo de educación chilena".

De modo que he decidido seguir mi propio rumbo, absteniéndome de tales instituciones, para formar directamente a personas interesadas en la fotografía. Este próximo mes, de mayo 2011, comenzaremos, con un amigo fotógrafo por algo práctico: talleres de iluminación en estudio, cubriendo iluminación básica, naturaleza muerta, retrato y desnudo.

Nada de esto parece muy profundo, pero no hay nada, en realidad, que no contenga cierta forma de mirar el mundo y los fenómenos. Sintetizar lo esencial de una práctica, requiere años de esta y una capacidad de reflexión suficiente como para transmitirlo. Talleres de 5 alumnos, nos permitirán obtener una compensación económica superior a la de las universidades y entregar al alumno lo que realmente necesita: aprender un oficio que le permita resolver situaciones y con eso mantenerse válido en este campo.

En estos tiempos en que la sociedad muestra la falencia de sus falsas promesas, en que el maquillaje de las creencias está cayendo a pedazos y que lo que se descubre no es más que una gran mascarada de fraude y abusos, como la "enseñanza", es importante apartarse y volver a lo real. Que es mucho más simple que un empresa carísima, cuyo único resultado es la exhibición de un papel, que en la práctica no asegura ningún conocimiento práctico, ni menos un trabajo, en un campo altamente competitivo, donde los títulos no tienen ningún valor.

Epilogo
Algo que quisiera desarrollar otro día y que me parece importante, es que el modelo de educación está orientándose obviamente hacia la enseñanza online. Lo ves cuando tienes ganas, cuantas veces quieras y con los mejores profesores, por una fracción de lo que cuesta la educación en las universidades de ladrillo y cemento.

lunes, enero 10, 2011

Pintura + Fotografía

Ver "VIDEO"

miércoles, enero 14, 2009

SUTIL VIOLENTO

La fotografía latinoamericana se exponeDoifel Videla para Americaviva.cl

Ananké Assef, Serie "Potencial" (2005 - 2007) - Argentina

En el Museo Nacional de Bellas Artes de Santiago de Chile, se presenta, hasta el 18 de enero 2009, la exposición fotográfica "Sutil Violento" curatoriada por el fotógrafo brasileño Iatã Cannabrava.

La exposición consiste en la presentación de 50 fotografías, obra de los siguientes 16 artistas latinoamericanos:

Ananke Assef, Eduardo Gil, Marcos López, RES (Argentina)André Cypriano, Julio Bittencourt, Miguel Rio Branco (Brasil)Pablo Rivera (Chile)René Pena (CubaRodolfo Walsh (Salvador)Daniela Edburg, Maya Goded (Måéxico)Rachelle Mozman (Panamá)Fredi Casco (Paraguay)Milagros de la Torre (Perú)Nelson Garrido (Venezuela).

La muestra agrupa una serie de obras en torno a la idea de la violencia en América Latina. Es importante recordar que estas imágenes no han sido realizadas para esta exposición, sino han sido escogidas a partir de obra preexistente, producida a veces con bastante anterioridad, en función de una idea directriz que es el tema de la violencia, relativizada en este caso por la palabra "sutil", que probablemente trata de distanciarse de una fotografía documental donde quizás no exista la sutileza.

Nelson Garrido, Caracas Sangrante - Venezuela

En primer lugar destacaría la importancia que la muestra sea una producción local, brasileña en este caso a través de Itaú Cultural, que tiene la gran y generosa virtud de reunir fotógrafos de 10 países latinoamericanos. Situación que en la fotografía latinoamericana es aún escasa, ya que la abrumadora mayoría de las muestras colectivas de fotografía latinoamericana, así como los libros de referencia, han sido obra de curadores e instituciones europeas o norteamericanas. Esto estaría, quizás, marcando un principio de independencia en nuestra tradición fotográfica continental, que solo ha existido como entidad funcional, gracias a los aportes foráneos.

En cuanto a la muestra en si, creo que es destacable su aspecto "exhibición", en tanto las obras son variadas, de diferentes formatos, incluyendo una enorme fotomontaje, presentado como transparencia, de Júlio Bittencourt, Numa Janela do Edifício Prestes Maia 911 - Brasil. La factura es buena, las obras son, en algunos casos bastante conocidas y el recorrerlas ciertamente procura el agrado de apreciarlas directamente y no a través de libros, revistas o internet.

Julio Bittencourt, Numa Janela do Edifício Prestes Maia 911 - Brasil(libro de Julio Bittencourt en Amazon.com: In a Window of Prestes Maia 911 Building)

Si bien la muestra es variada en sus formas, también lo es en sus lenguajes y no es necesariamente evidente que la violencia se destaque siempre como la idea central. En algunos casos es obvia, pero en otros creo que quizás los trabajos no fueron realizados en ese espíritu. De todos modos, es difícil encontrar un sujeto que no pueda ser interpretado desde la violencia en cualquier sociedad contemporánea. Debemos entender el título de esta exposición entonces en: como se expresa la violencia en Latinoamérica, como aproximamos su particularidad.

Hay varios niveles de lenguaje, donde se cruzan diferentes tradiciones que no necesariamente combinan entre si, para lo cual ayuda la disposición de las imágenes en sala, para que no entren en un natural conflicto. Tenemos en ese sentido, un primer nivel de tradición documental importante con: Rio Branco, René Peña, André Cypriano, Maya Goded y Rodolfo Walsh. Luego fotografías plásticamente intervenidas con: Nelson Garrido y Fredi Casco. Luego satíricas alegorías contemporáneas de: Marcos López, Júlio Bittencourt y Daniela Edburg y finalmente en la tradición descriptiva alemana, varias series comparativas de: Milagros de la Torre, Rachelle Mozman, Anaké Assef, Pablo Rivera, Eduardo Gil y RES.

René Peña, Mi Casa Es Tu Casa, Mi Hogar Es Tu Hogar - Cuba


Miguel Rio Branco - Brasil


André Cypriano, Petare Norte - Brasil


Maya Goded - México


Rodolfo Walsh, Hulk (Héroes Caídos) - El Salvador/Guatemala

¿Que podemos comentar de los contenidos de las imágenes?Creo que el contenido, el tema, en esta exposición se diluye en la cacofonía de lenguajes. Es como si varias personas se refirieran a algo diciéndolo en diferentes idiomas. No creo que realmente nos lleven a reflexionar sobre la violencia en América Latina. El "formato exhibición", que no es otro que el publicitario, los colores, los brillos, las fantasías y la pulcritud, alejan de uno la reflexión a que nos llevaría un simple y brutal periódico con policías degollados o campesinos acribillados.

Fredi Casco, Fiat Voluptas Dei - Paraguay

Simplemente es una exhibición culta y ese es un mérito también y no menor. Debemos recordar que la fotografía no instaura un objeto, sino más bien una mirada. La mirada de esta exhibición, es la de la clase media latinoamericana, con más o menos acceso al mundo de la pobreza y de la riqueza. Una mirada que transparenta su miedo a la pobreza, vértigo frente a la riqueza y admiración frente a la "mirada extranjera" que también intenta emular, en una tradición de plagio que es un desafío siempre presente. Podríamos preguntarnos entonces, ¿Que tiene de latinoamericana esta mirada? Es una pregunta que queda por responderse. Quizás son los excesos de Nelson Garrido y Marcos López, los únicos quienes, en su larga trayectoria de excesos, ironías, sexualidad y humor, nos den la pista. El humor barroco, filosófico, contradictorio, abigarrado y vulgar es una veta que explorar.

Marcos López, Carnicera - Argentina


Daniela Edburg, Muerte por Algodón de Dulce - México

Creo que el propósito, declarado en el texto preparado por el curador, de que "para (él) la reflexión sobre la fotografía en sí, la obra y no el tema, son lo más importante" se cumple a cabalidad, pues la exposición es ecléctica y es evidente la imposibilidad de comparar, en muchos casos, una obra con otra, ya que vienen de universos conceptuales diferentes. Algo similar ocurre en nuestras sociedades, donde la coexistencia de estratos con percepciones y actitudes absolutamente diferentes logra apenas la reunión simbólica de reconocimiento bajo una misma bandera y un mismo territorio.

Es posible que simplemente no haya habido suficiente obra disponible como para generar una unidad conceptual, o bien se quiso asegurar el éxito de la exposición aprovechando el trabajo de autores reconocidos. En todo caso la presencia de niveles de lenguaje dispar, de formatos y temas diversos es una elección propiamente latinoamericana, y en cierto sentido hace sutilmente parte de la misma violencia que declara el título.

Milagros de la Torre, Punzocortante - Peru


Rachelle Mozman, Costa del Este - Panamá


Eduardo Gil, Soledad Faraónica - Argentina


Pablo Rivera, Take & Run - Chile


RES, Intervalos Intermitentes - Argentina


lunes, octubre 01, 2007

El curioso caso de Mirolslav Tichy

Hay eventos en el mundo del arte que parecen más caprichosos que otros. Tal vez algo similar ocurra a menudo en la bolsa de valores, las carreras de caballos o los combates de box.

Misroslav Tichy, autodenominado Tarzán, nació en el pueblo de Kyjov en la actual República Checa en 1926. Luego de tres años de estudios de arte en Praga se retira y es obligado a hacer el servicio militar. Su permanente actitud rebelde lo lleva de manera intermitente a la cárcel y también a los asilos psiquiátricos, sin embargo sigue pintando y dibujando, sin por ello integrarse al sistema oficial, ya para esa época comunista. No es un opositor, ni una víctima política, como algunos quieren pintarlo. El hombre está por el "caos total" y empieza por su propia casa, vestimenta y dieta alcohólica.
A fines de los años 50 comienza a tomar fotos, para ello construye sus propias cámaras con materiales recuperados. Lo que le gusta es fotografiar mujeres, detalles. Con su ropa en harapos y sin bañarse durante largos períodos, Tichy debe fotografiar de lejos, a menudo escondido, fabrica entonces teleobjetivos con tubos de papel para la cocina, le agrega lentes de binoculares de niños y otros adminículos. Sus días transcurren entre la piscina municipal y los parques, Tichy se asigna la tarea de tomar tres rollos 35 mm por día, en grueso 100 tomas diarias. A veces no se limita a ojear las damas en los lugares públicos, para tener más intimidad las fotografía directamente en la pantalla de televisión.
Luego de tomadas las fotos revela y amplia en casa. Las fotos se van acumulando y se suman al caos imperante en su hogar, se ensucian, llenan de polvo, mal lavadas se ponen a veces amarillas. Tichy las pega a menudo sobre una somera cartulina de color y les dibuja una decoración con un bolígrafo en guisa de marco. Su actividad no pasa de ser un hobby, jamás las expone en lugar alguno.
A fines de los años 80 la revista alemana Stern realiza un reportaje sobre el curioso "artista excéntrico". Algunos coleccionistas se acercan a él, pero sin resultados, Tichy no está interesado en vender sus fotos. El tiempo pasa, Tichy cae nuevamente en el olvido, a menudo es llevado a prisión por borracho o por dormir en la calle y negarse a pagar las multas.

De pronto a los 78 años de edad, en el año 2004, los trabajos de Tichy son presentados en una exposición de arte contemporáneo de Sevilla, luego van a la galería Judin en Suiza, Nolan/Eckman en New York, Arndt & Partners en Berlin, recibe el premio del "descubrimiento" en el festival de Arles y se le realiza una retrospectiva en el museo de Zurich. Los precios de sus imágenes alcanzan los € 15.000.
Para muchos Tichy es un héroe. Una víctima del comunismo, sus goulags y asilos psiquiátricos. Es en cierta forma rehabilitado. Pero Tichy es un anarquista, vive como un vago, no ha cambiado nada. A su representante (no oficial), Roman Buxbaum —antiguo compañero de curso emigrado a Suiza— lo trata de ladrón. No dio su permiso para la exposición que este realizó en Brno, que se llevó a cabo sin su consentimiento. Al parecer el dinero de sus fotos no ha llegado a sus manos, Buxbaum se explaya en anécdotas sobre su infancia común y se institucionaliza como intermediario.


Si su trabajo fuera realizado hoy día, de seguro que sería atacado en justicia, por voyeur, inmiscuirse en la vida privada, abusar del derecho a la imagen, etc. Sin embargo el hombre es hoy día una víctima rehabilitada, no se le puede negar nada. Un libro de homenaje acaba de aparecer. Unos treinta artistas contemporáneos, desde Arnulf Rainer hasta Thomas Ruff corren al encuentro de Tichy en: Artist for Tichy.

Me pregunto ¿que pensará Tichy de esta fabricación del artista pobre que creíamos desaparecido? Como dice el mismo: "No puedes tomar buenas fotos para ser el mejor, pero puedes tomar las peores para serlo".
Con todo, debo admitir que me encantan sus imágenes, creo que el rol del caos y el azar tiene un valor insustituíble.

domingo, septiembre 30, 2007

"RETRATO DE UNA PASION"

("Fur: An imaginaire portrait of Diane Arbus")

Comentarios, originalmente publicados en Revista f:8, sobre la película recién estrenada en Chile


Nicole Kidman, en FUR

Diane Arbus fue, y tal vez sigue siendo, una de mis fotógrafas favoritas. De modo que esperé con bastante expectación la llegada a Chile del film Fur (Pieles) del director Steve Shainberg. Me preguntaba ¿de que manera podría conseguirse un acercamiento a esta fotógrafa creadora de imágenes tan poderosas e inolvidables? Ciertamente que se trata de un gran desafío.

La opción que tomó el director se basa libremente en la biografía escrita por Patricia Bosworth —también co-productora del film— quién escribiera igualmente una biografía de los actores Montgomery Clift y Marlon Brando. Tal como en su libro, en la película no se encuentra ni una sola imagen tomada por la fotógrafa, probablemente debido a la oposición del Estate of Diane Arbus, legendariamente conocido por su celo en la facilitación de imágenes. La narración entonces, hace honor al nombre de la película, es decir se zambulle en un imaginario aún menos esclarecedor que la propias imágenes de la autora.





Diane Arbus, Identical Twins, Roselle, New Jersey, 1967

Diane, —cuyo nombre, se nos informa en el film, debe ser pronunciado como si fuera leído en español Di-ane, quizás por el origen ruso de su padre Nemerov, el polaco de su madre Russek o por ser judíos— se encuentra en un mundo de riqueza procurado por el negocio de pieles, centrado en una lujosa tienda y estudio publicitario situado en la Quinta Avenida en Manhattan. Es aquí donde encontramos a Diane Arbus quien luego de 11 años de trabajo como directora de arte del estudio descubre una suerte de alter-ego, ¿simbólicamente su lado oscuro? en la persona de un peludo inquilino de nombre Lionel.



Richard Avedon y sus retratos en formato cuadrado


Richard Avedon, Marilyn Monroe, New York, 1957

El descubrimiento de tal personaje o parte sombría de su personalidad, arrastra a Diane a una suerte de metamórfosis, que uno más bien debe imaginar pues Nicole Kidman no cambia en nada su expresión de belleza estupefacta durante toda la proyección, expresado en un "oh" perenne dibujado en su perfecta boquita y ceño apenas esbozado pero persistente. Este proceso de autoconocimiento termina supuestamente, no así su expresión, con la fusión de ambas personalidades de manera bastante previsible, lo que nos deja una Diane lista para la acción, cámara en ristre para su recorrido por la freakería estadounidense.

La historia nos lleva a la hipótesis del descubrimiento y la metamorfosis hacia un mundo oculto, alejándola de su glamorosa y tediosa realidad junto a un inexpresivo marido y que curiosamente se conecta “freudianamente” con el negocio de pieles de sus padres. ¿Porqué la elección de esta pilosa conexión? ¿Acaso será ella también una futura marchante de pieles? ¿Una coleccionista de scalps humanos, en búsqueda del animal más raro y difícil de atrapar? Ciertamente la película no nos sugiere nada de eso, muy por el contrario, intenta alejarla del mundo del dinero, poder y ambiciones, que han sido el habitat natural de toda su vida, como una rebelde con causa, orientada empáticamente hacia personas que viven en los márgenes de la "normalidad" norteamericana. Quizás el film pretenda sugerir la búsqueda de algún nuevo tipo de verdad escencial.

La película, como otros ya lo han mencionado, nos presenta una suerte de "Diane en el país de la maravillas" al encuentro de la "Bella y la Bestia", cuya trama se desarrolla en los aposentos del "Fantasma de la Opera"; todo muy propio del habitual irrealismo del cine estadounidense. El rol de Nicole Kidman, sobreactuado en su papel de perfecta belleza, llena de curiosidad por el "otro", es aderezado por una música de fondo que anuncia, a cada paso, grandes amenazas o sorpresas que no llegarán jamás. Si no se tratara de un film sobre Diane Nemerov, apellidada Arbus por su marido (con quien se relacionara desde los 13 años de edad), se trataría de una película sin ton ni son. Como se trata del retrato imaginario de una artista célebre, la hipótesis de una niñita bien, llena de tacto y prudencia, ceremoniosa y compasiva hacia los personajes de su nuevo mundo, muy poco nos ilumina sobre la fuerza y locura que encontramos en muchas de sus fotografías, más propias de un cazador de leones que de una chica permanentemente sorprendida.



Niño con una granada de juguete. Central Park. NY, 1962

Existe en todos las sociedades la necesidad de reescribir la historia según la ideología de turno, creo que no es diferente en este caso. Si hay algo evidente en Diane Arbus es que sus fotos transpiran turbias intenciones, críticas a mansalva y traición hacia sus sujetos. Todo esto, que es muy propio de cualquier artista notable, es anulado por la asepsia del film. Toda su violenta o incluso destructiva humanidad, que la llevaría a acabar con su propia vida, gracias a una sopa de barbitúricos doblado del corte de sus muñecas, es soslayado en función de la idealización de su persona. El aporte de Arbus junto a su innegable habilidad para perseguir el objeto de sus deseos hasta las madrigueras más inaccesibles de la sociedad, involucrándose incluso sexualmente con el, es su enorme talento gráfico-sintáctico, su capacidad para construir de manera demoledora y gran economía una representación ambigua llena de subentendidos, un "realismo" fabricado a medida para mostrar a las personas en su estado de mayor vulnerabilidad o incerteza. Es en las planchas contacto de sus negativos que esta metodología, muy subjetiva, se aprecia en todo su esplendor. Es el caso, por ejemplo del "gigante judío en casa de sus padres" o del "niño con una granada de juguete en Central Park". En ambos casos, y como es habitual en su fotografía, la elección recae en el único fotograma donde los personajes están mostrados at worst (bajo su peor luz). Como comentaría el escritor Norman Miller, luego de una sesión fotográfica: “Darle una cámara a Diane Arbus es como darle una granada de mano a un bebé”.



Diane Arbus, Gigante judío en casa con sus padres en el Bronx, New York, 1970


Tal vez sea importante destacar que la obra de Diane Arbus no se genera simplemente en sus fantasmas y conflictos personales o familiares. Su trabajo se debe indudablemente a su disciplinado ojo de directora de arte de fotografía de moda, a su persistencia, entusiasmo, compromiso y también al apoyo e influencia de sus pares contemporáneos. Es necesario, por ejemplo, mencionar el rol de la exilada europea Lisette Model (Elise Stern), quién en la New York's New School for Social Research en 1956 y 1957, la pone en el camino de la documentación de seres marginales y cuyas imágenes tienen un notable parecido a las imágenes de su pupila estrella. La cercana amistad con Richard Avedon, también hijo de judíos rusos dedicados a la moda, y la obvia influencia de sus retratos y soluciones formales minimalistas (la presencia del borde del negativo y del formato cuadrado). También deberíamos mencionar a Marvin Israel, quien será su amante en vida y mentor hasta después de su muerte publicando sus obras de manera póstuma y que la empujará a explorar sus lados sexuales más oscuros y a afirmar el estilo Arbus a través del estudio de la obra de August Sanders; el ruso Alexey Brodovitch director de arte de la revista Harper’s Bazaar de gran influencia para todos los que trabajaran para ella y que fuera su profesor junto a Berenice Abbot tambien en la New York's New School for Social Research. No podemos dejar de mencionar al influyente John Szarkowski, director del Museo de Arte Moderno (Moma), quien la instaría el año 1962 a trocar la cámara 35 mm por el formato medio y que igualmente la incluiría en la importante exposición New Documents junto a Lee Friedlander y Garry Winogrand. Tampoco es inútil recordar la admiración pública que expresaba Diane Arbus por el trabajo de Weege (Usher Fellig) en los bajos fondos del New York nocturno.



Lisette Model, Hermaphrodita, New York 1945

Los medios, así como las personas que muchas veces trabajaban en ellos, también fueron de gran influencia y apoyo en su trabajo. Sus fotografías más conocidas fueron inicialmente publicadas allí por encargo de revistas como: The New York Times Magazine, Harper's Bazaar, Esquire, Newsweek, New York Magazine y el London Sunday Times Magazine para nutrir las emociones fuertes de sus lectores. Finalmente, no solo por el apoyo material, sino por el reconocimiento institucional, es necesario considerar el incentivo de las dos becas Guggenheim que recibió en 1963 por “Ritos americanos, maneras y costumbres” y en 1966 por “Campo de nudistas”, para mantenerla fiel a su temática.


Lisette Model, Mujer con velo, San Francisco 1949



Diane Arbus, Mujer con velo en la V avenida, New York, 1968


En resumen, no solo es su familia, su vida personal, sus depresiones constantes heredadas de su madre, su gusto por el riesgo heredados de su padre y su abuelo que eran jugadores empedernidos, la sordidez y cinísmo del mundo adinerado de la Quinta Avenida, sino también su aprendizaje de otros artistas, su persistencia y gran disciplina lo esencial en su obra. En sus obra es importante la planificación del acceso para llegar a sus sujetos, el tiempo invertido en cada uno de ellos, la capacidad para involucrarse en su mundo y sobre todo sus búsquedas formales, sus soluciones técnicas expresivas (como el fill-in flash) y el desarrollo en múltiples variaciones de un tema personal con el cual resonaba —tal vez una revancha contra el glamour de la moda— que le permitió mantenerse económicamente y además aportar a la historia de la fotografía, quedando fatalmente corta en llenar sus propias y humanas necesidades. ¿Quien sabe si la fotografía no le permitió más bien prolongar su vida algunos años más, en lugar de conducirla a la debacle, como piensan algunos críticos? Después de todo su tema, no era una aberración, sino simplemente la fijación en otro aspecto de las personas, que si bien comenzó centrándose en los freaks, luego demostró que cualquier persona tomada en un momento preciso, podía también ser un de ellos; que en definitiva todo dependia como se nos quisiera mostrar.



Weegee (Usher Feelig)


Diane Arbus es tal vez una fotógrafa maldita, como en literatura lo serian Allan Poe, Charles Baudelaire, James Joyce o Charles Bukowski. En este sentido también es interesante leer la experiencia, aparentemente traumatizante, de Germaine Greer, quien luego de ser fotografiada por Diane Arbus la acusó de no buscar más que anteponer una máscara enfermiza al rostro de cada persona, y que era eso lo que realmente fotografiaba. ¿Es entonces necesario idealizarla, darle un aura políticamente correcta y transformarla en una virgen compasiva, para que podamos apreciarla mejor? En absoluto. Nos apasiona su compleja dimensión, tal y como la representan sus propias fotografías. Quizás solamente sea a través de estas últimas que podremos sentirnos cerca de ella y de su legado. La propia Diane Arbus opinaba que la fotografía, “mientras más te dice, menos comprendes”. Tal vez simplemente ese era su objetivo, no dejar que las etiquetas nos hicieran perder nuestra capacidad de observación de la naturaleza humana. De modo que tampoco es necesario que la transformemos a ella misma en una etiqueta más.